Una nueva chica había entrado en mi vida, con su simpatía, dulzura, belleza y sentido del humor. Tenía el cabello negro como la noche, largo, le caía hasta la curva de su cintura, sus ojos azules como el cielo y brillosos como dos estrellas, cara ovalada y unos labios ligeramente carnosos. Su sonrisa transmitía tanto, te contagiaba cuando la veías. La conocí cuando empezó a llevar a su hermano a las clases de taekwondo donde yo era un ayudante, llegaba, saludaba con un bajo "hola" seguido de una sonrisa incómoda y se sentaba junto a los demás padres a ver la clase. No hablaba con nadie, se mantenía en silencio viendo con atención los ejercicios, y dejando relucir su hermosa sonrisa cuando el Sabon Nim felicitaba a su hermano. Muy pocas veces cruzaba miradas conmigo, y si lo hacía era por mera casualidad, ella siempre atenta a su hermano y nada más. Dejé de verla cuando su madre volvió a llevar al niño a las clases, mi decepción seguro se podía notar cuando no la veía entrar por la puerta. La volví a ver en otra ciudad, para un torneo, pude verla entre las personas, mirando fascinada las competiciones, y abriendo la boca con asombro cuando los cinturones negros competian en lucha. Pensé que solo había entrado en mi vida, pero cuando pensé que su intensa mirada iba dirigida hacia mí, descubrí que no era así. Una nueva chica había entrado en mi vida, y en la de mi amigo también.All Rights Reserved
1 part