Si aquel día Tom no se hubiese parado cuando vió a Bill caminar solo, probablemente nada de esto hubiese pasado. Porque Bill no se hubiese fijado en su sonrisa , y Tom no se hubiera fijado en sus ojos. Bill era un chico perdedor, y Tom el popular. Ambos eran extremos totalmente diferentes, para Bill, Tom era intocable, y para Tom; Bill era un pringado. Los dos estaban a dos bandas. ¿Bill sería capaz de gastar la poca dignidad que le quedaba enamorándose del chico más popular de todo su instituto? Pero... ¿Qué pasaría con ese secreto que guardaba? "Jamás debiste de acercarte al pringado del instituto, y yo jamás tuve que enamorarme del popular." Por favor, no te enamores de mí como yo estoy de tí.