Hay algo mucho peor que hacer un pacto con un demonio: hacer un pacto con un Maestro de Demonios.
En el siglo XVI, el erudito Fausto hizo un pacto con un demonio a cambio de entender los más grandes misterios del universo. Al morir, el demonio hubiese reclamado su alma de no ser porque Fausto se encomendó a la Virgen María y ella lo protegió.
Al conocer esta historia, aquellos que tenían conocimientos esotéricos dedujeron que los demonios tenían limitaciones que se podían explotar, tecnicismos que se podían abusar en las letras pequeñas de los contratos demoniacos, y que podían manipular a estos seres para hacer pactos pero sin pagar nada a cambio. Aquellos capaces de controlar a estos seres a su voluntad de esta manera, serían llamados Maestros de Demonios.
Desafortunadamente, una noche de 1629, Blanca Fabriati, niña de 11 años, se encontraría en su lecho de muerte por culpa de la gangrena. Si estuvieras en el lugar de sus padres, ¿harías un pacto repugnante con un Maestro de Demonios con tal de salvarla? ¿o preferirías dejarla morir en paz?