Aemond creyó que esta vez lo lograría, que los dioses se apiadarían de él y le darían finalmente el hijo que tanto había buscado. Estaba equivocado, los dioses le dieron una hija, y los mismos dioses se la llevaron. En medio del dolor encuentra paz en su matrimonio, solo el amor de su amado hermano y su alfa puede sanar su adolorido corazón.Todos os Direitos Reservados