El calor y la emoción incontrolable después de haberse consagrado campeones del mundo termina en un festival de alcohol en la caravana con su gente. Julián no está muy acostumbrado a tomar, así que el efecto se traduce en una borrachera inmediata que lo hace actuar más gracioso e imprudente, pero también más cariñoso. Por suerte tiene a Enzo para cuidarlo.