Desde hace muchos años, la no tan pequeña población de polillas en el bosque había dictaminado una ley silenciosa; No debían acercarse al bosque. Era la única manera que tenían para alejarse de las trampas mortales de las arañas. Por años, ellas los habían estado cazando, en silencio, llevándose a quien podían alcanzar en cualquier descuido. Convivir con esas criaturas los había condenado a una vida de paranoia constante. Las cosas hubieran seguido su ciclo normal si no fuera porque, de repente, muchos de los habitantes del pequeño reino comenzaron a desaparecer a un ritmo alarmante. Las pequeñas polillas comenzaron a entrar en pánico: Cada noche significaba la ausencia un puñado más de su gente, incluso por mucho que trataran de ocultarse y vigilarse entre sí.
Todo el mundo sabía quiénes eran las culpables, más nadie podía dar una razón de porque la repentina motivación por aniquilarlos.
Nadie podía dar una idea clara
Nadie... excepto Cellbit.