Un Muñeco al que hacer sufrir... un Muñeco al que romper... Poco me importaba quien fuera o qué fuera para mí. No tenía preferencias por nadie, cualquier criatura bonita con cuerpo de porcelana y fácil de manejar estaría bien. Cualquier persona, cuanto más cerca estuviera mejor, cualquiera... Sólo se trataba de jugar con el Muñeco más perfecto que viera a mí alrededor, sin importar quien o qué... cualquiera... ¿Cómo hubiera pensado si quiera que el Muñeco perfecto podría ser mi propio hermano gemelo?Pero, ¿Acaso me importa que lo sea?Un Muñeco cercano y perfecto que allí estaba, esperándome.¿Quién lo abría imaginado? Al menos una tía, pero no.