Ariadna pensó que había encontrado el amor de su vida, en ese hombre, pero a pesar de los engaños, sufrimiento, mentira, ella caía una y otra vez ante el, porque lo amaba con toda su vida.
Maximiliano, nunca pensó enamorarse nuevamente de otra mujer, pero lo hizo, se enamoro profundamente de ella, pero hay algo que el no puede perdonarse, y es no poder decirle a ella la verdad por temor a perderle y no volver a tenerla entre sus brazos.
Pero existe algo que ellos no saben y es que sin darse cuenta,ambos caen rendidos a los pies del otro.
¿Amor? ¿Qué significaba esa palabra? Tal vez lo era todo y nada a la vez. Resultaba increíble lo mucho que las personas anhelaban encontrar a ese alguien que pudiera encajar a la perfección en aquel sentimiento que nadie había visto, pero del que todos hablaban.
Lo llamaban "monstruo". Monstruo. ¡Cómo odiaba esa palabra! Era el término que había usado su prometida para referirse a él cuando lo abandonó días antes de su boda. Después de todo, la traicionera mujer no pudo lidiar con el nuevo aspecto que dejó aquel accidente en el rostro de Dominic.
Rico y poderoso, lo tenía todo. Podía poner al mundo a sus pies si así lo quisiera, pero a veces eso parecía no ser suficiente para llenar el vacío en su corazón y salir de ese mundo en el que, para él, "Siempre es de noche".