Ella es obligada a casarse con uno de los príncipes demonios más poderoso de toda britania, para que la paz reine entre demonios y humanos, intenta negarse pero amenazan con desterrar a su hermano menor, sometiendolo a una vida enternamente descuidada. Dejando los principales llantos atemorizados, sentimientos de abandono y repudio hacia su prometido, nace como fruto un amor incondicional que lo une, siendo el uno para el otro y convirtiéndose en el 'ikigai' del otro.