Mara y Sam, dos almas que se cruzaron en el umbral de lo impredecible. ¿Fue el destino quien los guió o simplemente una casualidad cósmica? Las líneas de sus vidas se entrelazaron, y en ese encuentro, la sutilidad y la dulzura se desbordaron como un río desbocado.
Mara, con su sonrisa que iluminaba incluso los días más grises y Sam, con sus ojos que parecían guardar secretos ancestrales. Se encontraron en el momento menos esperado y en desde ese instante, algo cambió.
Quizás fue el destino, jugando a ser cupido, o tal vez una casualidad orquestada por las estrellas. Pero lo cierto es que sus corazones se encontraron aquella vez, y desde entonces, no hubo vuelta atrás. Las palabras se volvieron susurros, los abrazos, refugios, y los besos, promesas de un futuro incierto pero lleno de posibilidades.
Mara y Sam, su historia, como un poema inacabado, sigue escribiéndose en cada latido, en cada mirada, en cada paso que dan juntos. Y aunque el destino y la casualidad sigan debatiendo su papel en este encuentro, ellos solo saben que están donde deben estar: en el abrazo del otro, en el suspiro compartido, en el instante perfecto.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.