No sé absolutamente nada de él, nunca lo había visto. Pero no me imaginé que una foto, una broma con mi número telefónico y una que otra pregunta aislada sobre él, meses después, se convertiría en la mejor historia de mi vida. Desde que apreció, tengo un gran dilema, uno muy fuerte, porque se ha convertido en mi adicción. Me es un delirio, una completa locura, una tentación viva, un pecado que me encanta cometer una y otra vez.All Rights Reserved