-𝑃𝑎𝑟𝑖𝑠, 𝑙𝑎 𝑐𝑖𝑢𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑜𝑟, quien lo diría que me enamoraste en esa dichosa ciudad, que cliché ¿verdad? Y para rematar en la escuela donde no vimos por primera vez, fuiste realmente dulce conmigo-embosé una sonrisa de la ternura que me provoco aquel recuerdo-. Parecías una bolita de azúcar con tu mejillas rosadas tus cabellos relucian a los destellos del sol, podría decir que eras un Dios reencarnado en la tierra, pero de lo que sí estoy segura es que debería ser un pecado tener tales ojos verdes, ¿pero quien creería que podrías ser un héroe? Y para colmo uno tan insoportable, algo idiota, inmaduro, carismático y... lindo, okay creo que me estoy pasando.
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