Zoro fue catalogado como uno de los mejores guardaespaldas de su agencia. Por lo mismo, siempre lo buscaban para trabajos peligrosos que terminaban por dejarlo exhausto. Aún así, aceptó cada uno de los encargos con tal de conseguir dinero y sacar adelante a su pequeña hermana. Sin embargo, cuando le encargan proteger al mimado, caprichoso y peligroso heredero de los Vinsmoke, Zoro se plantea su renuncia. Y es que no puede protegerlo cuando las ganas de azotar al malcriado rondaba su mente cada vez que estaba en su presencia. Lo mismo le ocurría a Sanji. Desde que Zoro se mantuvo a su lado todo el maldito día, no pudo evitar fantasear con romper la fachada de hierro de aquel frío hombre. Algo dentro de él quería que suplicara, que se arrodillara como todo el mundo hacía cuando lo veían pasar. Sobre todo, quería que Zoro se tragara sus palabras cuando juró no tocarlo nunca. ADVERTENCIA: Contenido +18, personajes cuestionables, kinks con arm2s, sumisión,... Créditos al autor de la portada.