Sanji se da cuenta de la incompetencia de Zoro como padre. A pesar de la molestia que le causa el peliverde, no puede ignorar la situación de la pobre niña y se ve obligado a intervenir en su cuidado.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.