Niall se aclaró la garganta.
- ¿Niall? - murmuró el presidente.
- ¿Me mando a llamar, señor? - preguntó rigiendo bien su cuerpo. Con compostura.
- Sí, sí...ven pasa.
Abrió un poco más la puerta, y entró. Bajo la cabeza, sin querer ser indiscreto. El presidente, aquel hombre con problemas, fumaba aquel Derby, disfrutándolo al máximo.
- Un avión vendrá por ti, hoy. - habló por fin. Mirando a la ventana.
- ¿Para qué, señor?
- Te irás. Lejos. - se volteó para mirar su expresión. Le jodía que Niall lo dejara. Era el mejor recluta que tenía. - estamos en guerra, Horan. Mi familia corre peligro y...
- Tengo que quedarme, señor. Sabe que me necesitara. - Niall golpeó la madera maciza de la mesa. Fuerte.
- No, no...está bien. Sé que quieres cumplir con tu deber. Pero yo podré con esto solo. Te necesito para otras cosas, Niall. - tragó saliva. Asustado, y afligido por todo lo que ahí estaba pasando. - necesito que cuides a mi hija.
Ya estoy hasta la madre de escribir tantas historias sin terminar, pero aquí vamos de nuevo...
Donde un Draco Malfoy tiene autismo, fue abandonado por su madre y se hizo mejor amigo de Harry Potter antes que el trío de oro.
hay una serpiente blanca, un lobo negro y un diario.
Ah, y los fundadores lo ven como la cosa más linda del mundo.