El tiempo se hacía más lento, asimismo temeroso al reconocer que me usaste, fui tu muñeco que toleraste.
Como el único rayo de la noche, nos tomamos de las manos y caminamos juntos.
Cada paso que dimos fue como bailar junto a los días solitarios y las noches lluviosas, que cada día se despidieron, llevándose esos momentos que, al cabo de horas, se desvanecieron como aguas agitadas que pronuncian mi nombre, conociendo mi íngrima que gritaban nuestra tirria.
Publico por Editorial Piedrasanta.
Minicuento.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...