Kagome caminaba por el oscuro pasillo del castillo, con su corazón latiendo con fuerza. Sabía que no debía estar allí, pero algo en su interior la impulsaba a seguir adelante. De repente, una presencia oscura y ominosa apareció frente a ella. Era Naraku, el enemigo al que había jurado derrotar. "¿Qué haces aquí, Kagome?" dijo Naraku con una sonrisa maliciosa. "Vengo a detenerte", respondió ella con determinación, aunque su voz temblaba ligeramente. Naraku se acercó lentamente a ella, sus ojos rojos brillaban con una intensidad aterradora. Kagome retrocedió un paso, pero no podía apartar la mirada de él. "¿Y si te digo que puedo ofrecerte poder más allá de tus sueños más salvajes?", susurró Naraku, extendiendo una mano hacia ella.All Rights Reserved
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