Al final comprendes muchas cosas: que no todo fue amor, que esa amistad no era tan verdadera y que lleven tu sangre no significa que te cuiden. Se puede simplificar en una frase muy sencilla: amar no implica ser amado. Te pueden romper el corazón de mil maneras, por cien mil razones y un millón de personas; puede ser un amigo, un padre o un amor maldito... Pero si de algo estoy segura es que eso solo es un momento, la acción de romperse un corazón dura un instante, unos segundos, después solo quedan secuelas... Secuelas de un corazón roto.
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