-Una historia metafórica basada en hechos reales- En los reinos medievales, en los tiempos antiguos antes del pos contemporáneo acontecido por el hombre, existía un joven angelical, radiante y lleno de esplendor llamado Karl. Dotado de una belleza incomparable, especialmente por su cabello rubio y ojos miel, poseído por una mente aguda. Quedó desilusionado al presenciar las injusticias perpetradas por aquellos a quienes había jurado servir. Sus ideales se desmoronaron ante sus ojos al darse cuenta de que el mundo que tanto había anhelado proteger estaba plagado de egoísmo y maldad. En lugar de sucumbir a la desesperación, Karl decidió abrazar la realidad cruel del mundo. Renunció a sus nobles ideales y se centró únicamente en sí mismo y en su ambición. Abandonó su lealtad a su señor y se convirtió en un mercenario sin escrúpulos, dispuesto a vender su espada al mejor postor sin importar las consecuencias. La historia de Karl, el joven caballero cuyo idealismo se convirtió en cinismo y ambición desenfrenada, sirvió como advertencia sobre los peligros de perderse en la oscuridad del propio ego y olvidar la humanidad que yace en el corazón de cada ser humano.