Las historias de amor son monótonas y tan trilladas como en las telenovelas con finales felices. Esta historia es lo que viví en un pasado no muy lejano, he decidido contarlo porque quiero insitar a toda una sociedad a manifestarse y pensar que seducir y acostarse no tienen cosas malas salvo los embarazos, enfermedades de transmisión sexual, que alguien te grabe o el simple hecho de que tu vecino o el tipo de la tienda de tu ropa preferida haya visto tus estrías, o peor aún tu ropa interior más rasgada o con algun defecto, no, los osos y las caritas felices no se consideran defectos, el mundo no entiende que son de la buena suerte.