Eran apenas las 4 de la mañana, Daniel se estaba preparando para su primer día de clases en su nuevo colegio, estaba en 10mo año. Se encontraba realmente nervioso por esta nueva experiencia en su vida. El extrañaba mucho a sus amigos y no quería nuevos, quería ser el muchacho de la esquina del salón envuelto en un aura misteriosa y eterna soledad, pero el no sabía que sus planes cambiarían.