Anelya y Alexander nunca pensaron que terminarían en la misma clase de primer año de bachillerato. Desde el primer día, chocaron constantemente. Anelya, apasionada por el diseño interior, encontraba a Alexander demasiado serio y aburrido, mientras que él la veía como una distracción constante en su camino hacia la abogacía. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, esos roces iniciales dieron paso a una amistad inesperada.
Por otro lado, Nilak, el enigmático estudiante mayor que repetía año en la escuela de cine, tenía una presencia magnética que atraía tanto a Anelya cómo a las demás chicas. A pesar de las diferencias de edad y de intereses, Nilak se convirtió en el confidente de Anelya, compartiendo sus sueños y miedos.
Un accidente de coche dejó a Nilak en estado de coma y a Anelya inconsciente durante una semana. Cuando Anelya finalmente despertó, su primer pensamiento fue para Nilak. Sin embargo, Alexander, temiendo perder a Anelya, le contó que Nilak no había sobrevivido al accidente.
Anelya quedó destrozada por la noticia de la
muerte de Nilak. Durante meses, luchó por superar su dolor, aferrándose a los recuerdos de su tiempo juntos. Mientras tanto, Alexander lidiaba con su propia culpa, pero no podía soportar la idea de compartirla con Nilak.