Cuando So Mun era pequeño, sufrió un accidente que le arrebató a sus padres y lo dejó en coma durante siete meses. Al despertar, quedó bajo el cuidado de sus abuelos, quienes, pese al dolor, lo criaron como a un hijo más, siendo su sostén y refugio.
Tiempo después, sus abuelos tuvieron que mudarse lejos de su antigua escuela, por lo que So Mun tuvo que cambiarse. Al llegar a su nuevo colegio, todos lo recibieron bien... menos uno.
Era el típico chico popular: un alfa puro, alto, de cabello castaño con reflejos anaranjados y ojos cafés oscuros. Caminaba siempre con varios chicos detrás, deseado por casi todos los omegas. Su aroma de romero, menta y chocolate amargo hacía que su presencia fuera imposible de ignorar.
Desde que vio a So Mun, sintió una atracción inesperada, pero en lugar de acercarse con amabilidad, decidió intimidarlo. Quería poner a prueba al omega dominante que acababa de llegar.
So Mun no era tímido como otros omegas. Su carácter fuerte lo hacía diferente. Cuando se enojaba, sus ojos cambiaban de un café claro a un azul brillante, perdiendo el control por un momento, aunque siempre intentaba calmarse. Cuando estaba feliz, sus ojos tomaban un tono miel, haciéndolo verse tierno y dulce.
Así, entre miradas intensas y choques inesperados, comenzaba para So Mun una nueva etapa, marcada por emociones confusas y la presencia dominante del chico que, sin saberlo, ya había despertado algo dentro de él.
Ser omega en Corea ya era difícil. Ser un omega con una anomalía genética aún más. Desde niño, Si-eun ha cargado con una condición que lo convierte en un imán para el peligro: sus feromonas no tienen un aroma propio, sino que imitan el de la pareja destinada de cualquier alfa que lo perciba. Para cada uno, huele como su destino. Y eso nunca termina bien.
Rechazado por sus padres, expulsado de su escuela y marcado por años de soledad y abuso, ha aprendido a esconderse detrás de un muro de silencio, supresores químicos y rutinas calculadas. Todo lo que desea es pasar desapercibido. Terminar el secundario sin más cicatrices. Sin más obsesiones. Sin más alfas convencidos de que él les pertenece.
Pero su llegada a una nueva escuela cambiará todo.
Allí conoce a Suho, un alfa que, incluso entre la multitud, logra percibir su aroma... incluso cuando está oculto.
Entre vínculos inesperados, deseos reprimidos y el peso de una fragancia que nunca eligió, Si-eun deberá descubrir si hay un lugar en el mundo donde pueda ser más que un error biológico. Tal vez incluso... un amigo. Tal vez algo más.