La historia de Rhamsés es el retrato íntimo de una mente atormentada. A través de las páginas de su diario, Rhamsés nos abre las puertas a su mundo interior, plagado de luchas internas, deseos reprimidos y anhelos insatisfechos.
Rhamsés comparte su diario con Mateo, su otro yo, en una relación simbiótica, pero también antagónica. Mateo representa la luz, mientras que Rhamsés encarna la oscuridad. Ambos comparten un mismo cuerpo y una misma existencia, pero sus personalidades están en las antípodas.
El diario es el vehículo a través del cual Rhamsés puede expresar lo inexpresable. Sus inclinaciones homosexuales, sus pulsiones sexuales desbordadas, su promiscuidad, sus mentiras. Todo aquello que debe mantener oculto en su vida diaria, aparece desnudo en las páginas del diario.
Pero el diario también es testigo de la evolución de Rhamsés. De su intento por cambiar y ser una mejor persona. Del profundo amor que siente por Franklin, su amor platónico. Y de su determinación por dejar atrás el pasado y redimirse.
La historia de Rhamsés es cruda y visceral. Nos introduce en los temores y miserias del alma humana, pero también en su capacidad de reinventarse. A través de sus palabras, Rhamsés nos demuestra que incluso en la oscuridad más profunda, siempre existe la posibilidad de hallar la luz