
De pronto no son nubes, ni estrellas, ni los astros celestes los que obstruyen a su mente. Es su corazón, que con sangrantes trozos de sí, se confronta a si mismo. Porque antes no había nada rescatable, talvez con todo lo acontecido hay más que solo melancolía y dolor, más qué cenizas y desesperación, más que su presencia en lo recóndito de su mente y el susurro de su voz...All Rights Reserved