AMAYA
Ha llegado el momento. Voy a guardar en un cajón todo el dolor y la mierda del pasado, guardarlo allí y tirar la llave, no pienso olvidarlo, ni omitirlo, pero si apartarlo por un momento, hacer como que no me atormenta, fingir que no me duele.
Huyo. No, buscó nuevos horizontes: esa es la explicación corta a como he acabado en el pintoresco pueblo de Solares, en Cantabria. Un lugar tranquilo y alejado, lleno de magia y gente encantadora, con todo lo necesario para poder empezar de cero y pasar desapercibida. Todo saldrá bien siempre que cumpla con mis reglas: no encariñarme, no confiar, no desvelar mis secretos.
RODRIGO
Me gusta pasar mis días en la cafetería de lectura, me agrada disfrutar de la tranquilidad que tanto me he currado en conseguir y ver a la gente leer a mi alrededor. Me siento satisfecho con los resultados del programa de ayudas, ese que creé en un patético intento por redimir el mal que la gente como yo ha causado y todavía causa día tras día. Nunca me había entrometido en los asuntos de nadie porque, desde que me fui de Holanda y me alejé de mi familia y del negocio familiar, nadie me había interesado en absoluto. Dios sabe que lucho con todas mis fuerzas para mantener encerrado a ese Rodrigo que un día fui. Pero, entonces, aparece ella y, cuando esos ojos amarillos me miran con fijeza, toda la barrera de contención que me he esforzado en levantar se va a la mierda. Ahora no hay vuelta atrás. Estoy dispuesto a ser todo lo que ella necesite que sea.
¿Podrá un amor ser tan sólido como para sobrevivir a un mar de mentiras?
Katsuki bakugo está apunto de perder a su pequeño pecoso, después de todo lo que se esforzó. No dejara que Midoriya se vaya tan fácil, al final, no hay prueba contra él y destigos cobardes
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Contenido violento