Adam es un hombre serio, fuerte e intimidante. Desde la muerte de su esposa, su vida se ha reducido a la oficina, y a las noches dentro del bar Nuit Folle, donde bebe hasta olvidar quién es.
Aidan es un chico alegre. Quizá demasiado, es pequeño, indeciso y a sus tiernos veintitantos, sigue sin saber absolutamente nada, quién es, o para qué está hecho.
Tras una violenta noche, sus vidas se encontrarán frente a frente, solo para entrelazarse cada vez más y más.
Adam es reservado. Aidan odia a los gruñones amargados.
Aidan puede ser un tonto a veces. Adam odia a los tontos.
Adam es más grande...
Aidan... bueno, Aidan es Aidan y punto.
En realidad, Adam no es la clase de persona que hace favores gratuitos por el simple hecho de hacer algo bueno por otros. No es la clase de persona que aceptaría un pequeño vaso con agua con una sonrisa, y se quedaría para conversar. Y Aidan, no es la clase de hombre con la que él entablaría más de tres palabras.
Pero por alguna razón, no puede evitar sonreír y escuchar sus absurdas historias, después de un: "¿Qué estaba diciendo...? ¡Ah, si! Ya me acordé..."
Sus dos personalidades, opuestas, pero a la vez, complementarias, chocarán en más de una ocasión.
Él no es la clase de hombre que gusta de otros hombres...
¿Verdad?
[ Libro I de la Trilogía Arcontes: Hadæm y Agidhan ]
Desde el primer día, la vida fue un artista del escape, siempre queriendo liberarse, y conquistar nuevos mundos, escapando de los océanos, escapando hacia nuevos mundos, nada pudo tenerla.
La vida en la tierra ha sufrido 5 extinciones masivas a lo largo de su historia.
Una pespectiva de como Tierra tuvo que ver sufrir a sus seres vivos y como ellos siempre lograban escapar de la eminente extinción.
Tierra lo sabía, y sabía perfectamente que ellos escaparían, incluso cuando él estaba solo contra todas las lunas del sistema solar.
Al final...
La vida era un artista del escapé.
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Artista de Portada en Twitter @TSushineM