No puedo salvarnos, mi Atlántida.
Si tan solo hubiera... No, no es de esta forma como quería terminar.
Llegamos aquí por las malas.
Todas esas palabras que intercambiamos.
¿Es de extrañar que las cosas se rompan?
No puedo salvarnos, mi Atlántida, caemos.
Construimos esta ciudad sobre un terreno inestable.
No puedo salvarnos, mi Atlántida.
Demostramos qué no nos amabamos tanto como juramos, y poco a poco, destruimos el vínculo más puro y lo convertimos en algo inestable, pero... mi Atlántida, llegó el momento de despedirnos.
Gracias por estar para mi, fuiste una persona especial en mi pequeño mundo, me enseñaste a amar y a ser amado de la misma forma en la que nos amamos cuando estuvimos juntos.