Su mundo no era perfecto, pero funcionaba; estaba en orden, hasta que Nicolás Brown llegó y lo sacudió todo. Le trajo cosas nuevas, tan nuevas y hermosas que no pudo dejarlo ir, a pesar de que no era lo que creía. Pensó que lo dejaría y todo acabaría, pero desde que Nicolás decidió quedarse, sabía que no volvería a irse, incluso si se lo pedia, aunque lo ahuyentara, incluso si cambiaba él se quedaría.