En medio de la incertidumbre sobre su padre, Kimiko se aferra a la posibilidad de que Inuyasha sea su progenitor, dado el pasado romántico compartido entre él y Kikyo. Esta duda impulsa a Kimiko a emprender una búsqueda para desentrañar la verdad detrás de su linaje y su conexión con el legendario medio demonio. A medida que investiga, se enfrenta a desafíos emocionales y físicos que la obligan a cuestionar su propia identidad y lugar en el mundo. Su viaje se convierte en una exploración tanto de autodescubrimiento como de reconciliación con su pasado y su posible herencia de Inuyasha.