Después de que su nuevo teléfono fuera víctima de una mano envenenada, Feng Qingyi recibió un teléfono dañado por veinte yuanes. Inesperadamente, la pantalla rota y el hierro oxidado se transformaron ante sus ojos, albergando no solo un misterioso centro comercial sino también a un hombre apuesto que decía ser un general. Para ganar puntos para comprar productos, Feng Qingyi no tuvo más remedio que chatear y realizar videollamadas con el apuesto hombre, sin darse cuenta, charlando con su mundo. El gran general de Tianqi, Qin Yuechuan, recogió accidentalmente una "pequeña caja" del botín de guerra. La pequeña caja no sólo permitía comunicaciones de voz y videollamadas a larga distancia, sino que incluso podía transmitir objetos a través del espacio. La mujer que lo llamó por video y le envió regalos no solo era increíblemente hermosa y excepcionalmente talentosa, sino también muy considerada. Qin Yuechuan decidió encontrar una manera de atraerla de regreso a casa.
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