"-Mire, maestro, hagamos lo que hagamos, no estaremos jamás en la misma orilla. Usted se halla a un lado de la fosa y yo al otro. Podemos saludarnos, estrecharnos la mano, conversar un momento, pero la fosa siempre estará ahí. Usted será siempre Sherlock Holmes, el detective, y yo, Arsène Lupin, el ladron. Y Sherlock Holmes obedecerá siempre, más o menos espontáneamente, con más o menos agrado a su instinto de detective, que es el de perseguir al ladrón y encerrarlo, si es posible. Y Arsène Lupin, por su parte, siempre será consecuente con su alma de ladrón evitando la garra del detective y burlándose de él, si puede, ¡y esta vez se pudo!
Estalló a reír, una risa cruel y detestable.
-Y ahora, maestro- exclamo lupin con tono satisfecho del hombre que ha cumplido su deber.- le deseo muy buenas noches. Tenemos aún una hora de travesía. Voy a aprovecharla."
Arsène Lupin vs Sherlock Holmes, Capítulo 2; la lámpara judía.