-¿Estás con el?.- preguntó susurrando.
Yo asentí viéndolo a los ojos.
-Me alegro, mereces lo mejor Nat, alguien que te haga feliz y valore la increíble mujer que eres.- sonrió sin mostrar sus dientes, era una sonrisa con nostalgia.- Tal vez en otra vida si pudimos estar juntos.
-Tal vez en otra vida si supimos cómo hacer las cosas.- respondí.
El asintió.
-Perdóname por todo lo que te hice pasar.- susurró.- Siempre serás tú Natalia, pero te dejo ir, él te ama, se nota.- asentí.
-Y yo a él.- contesté, el volteó hacia su costado, se notaba que no esperaba esa respuesta.
-Me voy, siempre estaré, cada que lo necesites.- asentí.- Adiós mi Nat.
-Cuídate Kevin.- dije antes de que él saliera de mi camerino.
Solté todo el aire que tenía contenido en mis pulmones, lo estaba reteniendo por varios minutos.
Sentí como una carga de mí se liberaba, Kevin y yo teníamos la despedida que nunca habíamos tenido, se había terminado todo.
Sentía como por primera vez, de todas nuestras despedidas, la más real, pero la menos dolorosa, era el cierre que ambos necesitábamos.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero