En el campus universitario de la Universidad Cristiana de San Marcos, el bullicio de la vida estudiantil llenaba el aire mientras los jóvenes se apresuraban de una clase a otra, con libros en la mano y sueños en el corazón. Entre la multitud, una estudiante destacaba por su compromiso con sus estudios y su profunda fe en Dios.
Hazel Adams era una joven de veintidós años, con cabello castaño ondulado y ojos avellana que reflejaban una mezcla de determinación y bondad. Desde que era niña, había soñado con seguir una carrera en biología, inspirada por su amor por la naturaleza y su deseo de explorar los misterios de la creación de Dios.
Mientras tanto, en otro rincón del campus, había un joven cuya presencia parecía envuelta en misterio. Con su sonrisa cautivadora y su mirada profunda, este estudiante compartía la misma pasión por la música y el compromiso con la fe cristiana que caracterizaba a Hazel.
En este escenario vibrante y lleno de posibilidades, los caminos de Hazel y del enigmático joven estaban a punto de cruzarse, llevándolos en un viaje de fe, amistad y amor bajo la mirada amorosa de Dios.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...