Todos los omegas tienen un destino forjado por sus padres al nacer. Los omegas valiosos cumplen con su destino al pie de la letra, sin importar lo poco o mucho que puedan disfrutar de la vida al aceptarlo. Beomgyu no estaba seguro de querer las consecuencias de ser un omega de "alto valor" cuando fue presentado, muy temprano en su juventud, al hombre que había sido prometido. Sin poder encontrar el punto perfecto para revelarse en contra de las decisiones de sus padres, Beomgyu obtiene un pequeño premio de consolación: una despedida a su soltería con alcohol, música y un alfa exquisito que ha sido contratado por un buen amigo, para que le de a Beomgyu todo lo que pida, sin ninguna condición. Pronto, Beomgyu podría comenzar a pensar que su premio de consolación fue canjeado, en realidad, por el premio más gordo que pudiera ganar.