Para reemplazar lo que siento por ti, tuve que sumirme en otra realidad, una dónde es difícil reconocer a las personas.
Para olvidarte, tuve que aprender a vivir sin la idea de nosotros, recorriendo el mundo, sonriéndonos mutuamente, mirando en el horizonte una nueva aventura.
Para separar lo que vivimos de todos mis recuerdos; para obligarme a expulsarte de mi corazón; para dejar de llorar a escondidas en mi recámara... tuve que intentar cambiarte, a ti, mi regalo más preciado, por quien aún derramo lágrimas cada que veo el cielo. Para poder seguir viviendo me forcé a cambiar una obsesión por otra.