"Siempre pensé que tener un corazón de vidrio sería bueno. La gente podía mirar a través de él todo lo que sentía, los sensibilizaba, provocaba que ellos me mostraran sus secretos y heridas. Me hacía ser sensible, pero eso era un punto a favor, ¿no?"
Ya no puedo pensar así, ya no puedo. Los corazones de vidrio simplemente están hechos para ser rotos, pisoteados, despreciados.
Pero, la vida está llena de caídas, y la mía no es la excepción.
Esta es mi historia, la cual es larga y llena de hechos de desencadenan decepciones y plena felicidad, a pesar de tener sólo dieciocho años.