Después de derrotar a Sukuna y reconciliarse parcialmente con Yuta Senpai y los demás por usar el cuerpo de su maestro Satoru Gojo, Yuji se siente vacío y sin motivos para seguir viviendo. Una broma casual de Yuta sobre un antiguo ritual que puede enviar a alguien al pasado prende una chispa de esperanza en Yuji: si muere, se liberará del dolor; si tiene éxito, podrá corregir los errores del pasado. Contra todo pronóstico (aunque para Yuji, desafiar probabilidades de "uno en un millón" es casi una rutina), logra realizar el ritual y se transporta a un tiempo en el que Gojo Sensei es aún un adolescente. Sin embargo, al despertar en el pasado, Yuji descubre con horror que ha renacido como una niña, lo que le provoca un pánico abrumador. Adaptarse a su nueva identidad mientras oculta su verdadero origen y enfrenta las dificultades de ser una mujer en una sociedad que, a pesar de estar en pleno siglo XXI, sigue siendo machista e injusta, se convierte en su mayor desafío (Todavia no puede creer que se logro acostumbrar a las experiencias de acoso en lugares y por personas que, cuando era hombre no podía ni siquiera imaginar y a la falta de empatía de los profesores hacia sus cólicos que lo tienen rodando en su cama por dolores, que puede jurar, son más insoportables que cuando Sukuna le cortaba una extremidad) En esta nueva realidad, Yuji se propone proteger a su joven profesor y corregir los errores que llevaron al desastre en su futuro. Cada decisión que toma es crucial, y aunque es consciente de sus sentimientos nunca hablados por Gojo está decidido a que su maestro termine junto a la persona de quién sabe, su sensei estuvo alguna vez enamorado (resulta que a Gojo sensei se le afloja la lengua y habla de demás cuando está borracho). O; Enfrentando adversidades y su propio corazón, Yuji no se da cuenta de que incluso el amor puede ser reescrito en los márgenes del tiempo.