El pueblo de Grafton es una localidad pintoresca, en el corazón de las montañas Apalaches. Sus calles adoquinadas serpentean entre frondosos bosques y el aroma de los pinos se mezcla con el dulce esencia las madreselvas. Es un santuario de árboles centenarios, donde el aire vibra con el canto de las cigarras. Los residentes de Grafton son un grupo resilente: gente del diario, que se levanta con la salida el sol y trabaja duro en los campos. Por generaciones, se han contado historias que envuelven a cuatro familias, a quienes el pueblo debe su fundación: Sutherland, Finland, Walker y Shea. La marca de los fundadores ve frutos en un pueblo que, ante todo, sobrevive. Pero si alguna vez te encuentras en Grafton, debes andar con cuidado. Tras la aparente belleza se esconde un secreto, una verdad que desafía el tiempo y la razón. Una melodía siniestra que reclama de entre las arboledas y que sólo puede acallarse con sangre...