Kim Taehyung jamás sintió la fuerte necesidad de conocer y explorar el cuerpo de otro hombre. Hasta que conoció a Jeon Jungkook, un joven beta bailarín del burdel más exclusivo de Seúl. Porque no hay nada más placentero que lo prohibido. Y Jungkook era la personificación de lo prohibido. Su pequeño secreto. Su enorme pecado.