En el campo de batalla de sus miradas, dos enamorados se enfrentan sin tregua. Chispas de amor y pasión se desatan, en una guerra que solo el corazón juzga. Sus ojos como flechas lanzan suspiros, cada mirada es un golpe certero. En el fragor de esta lucha sin tiros, se libra un duelo de amor verdadero. El brillo intenso en sus pupilas arde, como fuego que consume sin piedad. La pasión en sus miradas se expande, en una danza de amor y libertad. En esta guerra donde no hay vencedores, solo el amor puede salir triunfante. Pues en el fuego de sus miradas ardientes, se encuentra la paz, el amor constante. Así en la batalla de sus miradas, dos enamorados se encuentran en paz. En ese campo donde no hay espadas, solo amor y pasión, en eterna faz.
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