Harry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Louis, esto no era solo un trabajo; era la realización de un sueño, ya que Harry había sido su crush en la secundaria.