(...) -me pone mal que estés tan cerca y no poder hacerte nada- aspiraba el aroma de mi cabello mientras hablaba. Me estaba calentando a la velocidad de la luz sin siquiera tocarme. Sus palabras sonaban en mi cabeza sin parar. En ese momento quería que me hiciera lo que quisiera. Su mano en mi espalda me marcaba como un hierro al rojo, sentía que me quemaba la piel y me encantaba ésa sensación. Me dejó sin palabras y sólo atiné a decir-¿ qué me harías?- no sé por qué pregunté éso. Estaba jugando con fuego y seguramente salía chamuscada (...) Asia estaba sintiendo cosas nuevas y al parecer no estaba bien. Tenía que tomar decisiones de las que iba a arrepentirse. Podía salir herida y herir a otros en el proceso. Nunca había sido egoísta; ésta vez sería diferente . A veces lo que queremos puede hacernos daño, pero si no lo intentamos¿ cómo sabremos si es o no,dañino? Sólo se vive una vez y el que no arriesga no gana...
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