En Sus Manos Por Odio Y Amor.

Y entonces me besó.

Tomó mi mandíbula fuertemente, mientras devorabá mis labios.

Me llenó de un deseo que jamás había experimentado.

Era un beso desesperado, la ira que él sentía se veía reflejada en esa mirada que penetraba mi alma. Fué lo más erótico y sofocante que podía alguien como yo experimentar.

Pero lo más importante, era un beso que había esperado, por tanto tiempo.

No solo por mi parte, también por la de él, Vindre.

Nunca me imaginé que el me tomara, pero, este beso, fue eso que más esperaba, pues antes estaba acostumbrada a los besos gentiles y tiernos de Javier.

Pero ahora, mi droga sería más.

Los besos de mi demonio.