En un instituto de Cataluña, se rumoraba que el baño del tercer piso estaba embrujado. Claudia, valiente y curiosa, decidió investigar. Una tarde, enfrentó el siniestro pasillo y entró al baño. Al mirarse en el espejo, vio una sombra inquietante. Las luces parpadearon y la oscuridad la envolvió. Un susurro desde el espejo la asustó, obligándola a huir. El conserje le reveló que espíritus de estudiantes desaparecidos estaban atrapados allí. Intrigada, Claudia y sus amigos regresaron al baño, viendo rostros suplicantes en el espejo. Debían romper la maldición antes de que fuera demasiado tarde.