Han transcurrido 20 años desde que un grupo de extraterrestres, de origen maya, viajó a la Tierra con la finalidad de redireccionar los rayos del sol y enviarlos a su planeta; de esta forma, aseguraron su supervivencia por más de cinco siglos.
Fueron años de mucha prosperidad y tranquilidad para los habitantes del planeta Monstrum; cuyos habitantes, de origen maya, llegaron a este exoplaneta entre los siglos VIII y IX. En ese período, esta civilización colapsó a causa de las prolongadas sequías, la deforestación de gran parte de su territorio, las guerras tribales y, luego, contra los invasores españoles. A raíz de estos acontecimientos, se vieron en la imperiosa necesidad de abandonar las ciudades, que desde hacía muchos años ocupaban en Mesoamérica, especialmente en las regiones de México, Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador.
Ellos ya se estaban preparando para enfrentar el colapso de su pueblo.
Esto fue posible, luego de que el dios Itzamná, dios creador que encarnaba el cosmos y dios de los cielos, les reveló el fin de su pueblo...
"Hay un lejano planeta que les servirá de hogar... Para ello, deben construir naves que sean capaces de surcar el cielo y volar hasta el infinito...Una luz violeta venida del confines del universo les guiará hasta él...Allí formarán una nueva civilización que será capaz de conquistar el cosmos..."
Todo transcurría según los designios de los dioses...Sin embargo, el día miércoles, 21 de diciembre de 2044, cuando caía la tarde, un gigantesco asteroide, de mayor tamaño que el Vesta, impactó contra el "Sistema de Acumulación de Energía Solar"; esto produjo una tormenta geomagnética de proporciones apocalípticas que devastó más de la mitad del planeta Monstrum. Las partículas cargadas y la radiación electromagnética pusieron en peligro a todos los seres vivos de aquel lejano exoplaneta y dejó en grave peligro su futuro.