𝑺𝒕𝒐𝒄𝒌𝒉𝒐𝒍𝒎

- Debemos pasar primero por la residencia de los Hansen. - Informé mientras tecleaba una respuesta que fuese capaz de apaciguar la impaciencia de la polinesia. - Patrick, esta no es la dirección.

- Ni yo soy Patrick. - Una profunda voz alzó los vellos de mi nuca, a medida que diminutas alarmas internas se disparaban en mi cabeza.

Un frenazo en seco me impulsó hacia adelante. Mis malos hábitos de no colocarme el cinturón me hicieron chocar contra el asiento delantero. El golpe me mareó un poco, sin embargo, el penetrante olor a cloroformo que impregnaba un pañuelo fue el causante de la pérdida de mi estado consciente.