- Tú - señala con su dedo al joven de cabellos rosados. - Ven aquí - ordena y uno de los guardias lo arrastra frente al príncipe. Antes de que puedan cruzar palabras el resto de los guardias regresa a los demás a sus celdas. Tan pronto como se quedan a solas el príncipe procede a hablar. - Serás mi campeón - exclama con arrogancia. - Preferiría morir en este infierno antes que postrarme ante ti. - espeta el menor molesto.