-¡Odio estar aquí! - exclamo a gritos. -No me importa, Dalina, ese es el precio que hay que vivir cuando vienes de una cuna de oro - su tono de voz ha cambiado, friolentamente susurra - Cuando crezcas lo entenderás. Veintitrés años y no... nunca entenderé, no por falta de madurez, si no porque no quiero seguir un legado... ¡NO SE ACEPTAN COPIAS NI ADAPTACIONES!