En Yokohama, la vida de Atsushi Nakajima había dado un giro inesperado y maravilloso. Después de ser rescatado por la Agencia de Detectives Armados, finalmente había encontrado un lugar al que pertenecer, amigos que lo apreciaban y un propósito que le daba sentido a su existencia. La agencia se había convertido en su familia, y él había encontrado en ellos el amor y el apoyo que siempre había anhelado.